La invasión silenciosa
Dice un adagio surgido del autoritarismo ancestral “el que manda, manda, y si se equivoca, vuelve a mandar”. Lo recuerdan las sucesivas apariciones de la señora Clinton en el escenario fratricida de la guerra declarada aquí en seguimiento de una estrategia de “seguridad regional” concebida en el Norte. Nos conmina a proseguir en esa vía, aunque de toda evidencia sea desastrosa. La secretaria de Estado proporcionó a Calderón palmadas en la espalda que más parecieran empellones al país. Decretó una extensión a la Iniciativa Mérida y espetó que México no tiene otra alternativa que “continuar la lucha contra el narcotráfico, a pesar de la violencia que se registra”. Añadió que “debe ser el objetivo de cualquier administración (que se instale en el 2012), independientemente del partido político”. La matanza en los bueyes del vecino y la conculcación descarada de soberanía. Tras el telón condescendiente de la “admiración, respeto y confianza” al Ejecutivo mexicano, están las evidencias del...